La tanatología es la disciplina que estudia el proceso de la muerte y el duelo, ayudando a las personas a enfrentar el sufrimiento emocional y espiritual que conlleva una pérdida significativa, a aprender a vivir sin la pérdida, a resignificar y a que el amor sea más grande que el dolor.
Habla más de vida que de muerte, ya que, al darnos cuenta de lo inevitable que es esta, nos invita a vivir de manera más amorosa, consciente y plena. Es una filosofía de vida que nos enseña a vivir con propósito y sentido.
Cualquier persona que esté atravesando un proceso de duelo, cualquier pérdida significativa, una enfermedad terminal, una adversidad o una crisis relacionada con el fin de una etapa; puede beneficiarse del acompañamiento de un tanatólogo.
Un psicólogo trabaja en una gama más amplia de temas relacionados con la salud mental, mientras que el tanatólogo se especializa en el proceso de muerte, el duelo y las pérdidas significativas. La tanatología también puede incluir un enfoque espiritual o filosófico que no siempre está presente en la psicología clínica.
En tanatología, se ayuda a las personas a identificar y expresar sus emociones, procesar el dolor de la pérdida y encontrar formas saludables de continuar con sus vidas. El objetivo no es olvidar, sino aprender a vivir con la ausencia.
El proceso de duelo es único para cada persona y no tiene un tiempo definido. Puede durar semanas, meses o incluso años, dependiendo de la relación con la persona fallecida y de la capacidad de cada individuo para adaptarse a la pérdida.
Las etapas del duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación, son un modelo teórico entre otros que existen, pero no todas las personas pasan por dichas etapas de manera lineal. Algunas pueden experimentar una etapa más que otras o saltarse algunas o regresar.
Escuchar sin juzgar, ofrecer apoyo emocional y ser comprensivo con las emociones que la persona está experimentando son algunas de las mejores maneras de ayudar. Evitar frases hechas como “sé fuerte” o “todo pasa por algo” o “échale ganas”, ya que pueden no ser útiles para el doliente.
Sí, un tanatólogo puede acompañar a pacientes terminales a enfrentar el proceso de morir con dignidad y serenidad, aliviando el sufrimiento emocional y espiritual que pueden experimentar durante la fase final de la vida.
La espiritualidad es un componente clave en la tanatología, independientemente de la religión, aunque las creencias también pueden ser de gran apoyo. Algunos encuentran consuelo en prácticas religiosas, mientras que otros buscan una paz interior a través de la reflexión y la aceptación.
Sí, la tanatología también aborda otros tipos de pérdidas significativas, como el divorcio, la pérdida de un empleo, el diagnóstico de una enfermedad crónica o cualquier situación que implique un cambio radical en la vida de una persona.
Los niños y adolescentes experimentan el duelo de manera diferente a los adultos. Pueden no expresar su dolor de forma abierta y necesitarán ayuda para comprender y procesar lo que sienten. Un tanatólogo especializado puede trabajar con ellos para que manejen la pérdida de forma saludable.
Sí, cada persona expresa el duelo de manera diferente. Algunas personas pueden no llorar y, en cambio, sentir otras emociones como ansiedad, ira o entumecimiento emocional. Lo importante es procesar el duelo a su propio ritmo.