Cualquier persona que esté atravesando un proceso de duelo, cualquier pérdida significativa, una enfermedad terminal, una adversidad o una crisis relacionada con el fin de una etapa; puede beneficiarse del acompañamiento de un tanatólogo.
Esposa y madre de familia. Es una mujer amorosa, leal, respetuosa, responsable y resiliente, actualmente se dedica a la Tanatología, utilizando herramientas terapéuticas, y es facilitadora en educación emocional y bienestar.
Después de recibir una invitación para impartir cursos, se ha dedicado a enseñar tanatología en la Universidad de Adultos de la BUAP, impartiendo tres cursos relacionados con el tema.
- Apoyo emocional y psicológico para personas que han perdido a un ser querido. - Guía para procesar emociones como el dolor, la tristeza, la culpa o la ira. - Ayuda para adaptarse a la vida sin la presencia del ser perdido.
- Acompañamiento a personas con enfermedades terminales, ayudándoles a enfrentar el proceso de morir con dignidad y paz. - Trabajo para aliviar el sufrimiento emocional y espiritual, promoviendo la aceptación de la muerte.
- Asistencia en situaciones de crisis emocionales relacionadas con pérdidas súbitas o trágicas. - Herramientas para enfrentar el shock, la negación o la confusión inmediata tras una pérdida.
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Hannah Parker
Habla más de vida que de muerte, ya que, al darnos cuenta de lo inevitable que es esta, nos invita a vivir de manera más amorosa, consciente y plena. Es una filosofía de vida que nos enseña a vivir con propósito y sentido.
Un psicólogo trabaja en una gama más amplia de temas relacionados con la salud mental, mientras que el tanatólogo se especializa en el proceso de muerte, el duelo y las pérdidas significativas. La tanatología también puede incluir un enfoque espiritual o filosófico que no siempre está presente en la psicología clínica.
En tanatología, se ayuda a las personas a identificar y expresar sus emociones, procesar el dolor de la pérdida y encontrar formas saludables de continuar con sus vidas. El objetivo no es olvidar, sino aprender a vivir con la ausencia.